Identifican un transposón responsable de modular el sistema de defensa de plantas ante patógenos

Un equipo científico bajo la dirección del investigador del IHSM La Mayora Pablo Manavella ha demostrado cómo las plantas pueden activar sus defensas sin comprometer su crecimiento. El este trabajo, publicado en la revista Nature Structural & Molecular Biology, el equipo de investigación describe el descubrimiento que un pequeño fragmento de ADN llamado transposón, ubicado adyacente al gen que codifica el receptor de patógenos EFR en plantas actúa como un regulador maestro de la respuesta inmune. Manavella ha explicado que este transposón es capaz de inducir el enrollado del ADN para formar una estructura en el ADN llamada “bucle cromático represivo”, que mantiene el gen EFR en un estado de baja actividad cuando no hay infección permitiendo concentrar los recursos en su crecimiento. En cambio, frente al ataque de patógenos las marcas epigenéticas sobre el transposón cambian, el ADN se relaja y el receptor de patógenos aumenta, permitiendo montar una eficiente respuesta inmune. De manera habitual, las plantas mantienen un delicado equilibrio entre tener una eficiente respuesta inmune evitando generar una respuesta autoinmune o consumir recursos innecesariamente cuando no se encuentran atacadas. “Este descubrimiento representa un fascinante, e inesperado, mecanismo” que ayuda a la planta a “prender y apagar” eficientemente sus mecanismos de defensa, ha destacado Manavella. “Cuando un patógeno invade la planta, este el bucle de la cromatina identificado se abre, permitiendo un aumento en la actividad del gen EFR, clave para detectar amenazas bacterianas. Sin embargo, una vez que el peligro pasa, el transposón ayuda a restaurar el bucle represivo, evitando que la planta mantenga una respuesta defensiva que podría agotar sus recursos”, ha señalado Manavella, que además ha estudiado diferentes ecotipos naturales de arabidopsis para encontrar que, naturalmente, existen plantas que carecen de este transposón, y que por lo tanto tiene a EFR constantemente activado, lo que les otorga una mayor resistencia a patógenos, aunque a un costo potencial en términos de crecimiento. “Este trabajo no solo ofrece un modelo elegante de cómo las plantas equilibran defensa y desarrollo, sino que también abre la puerta a aplicaciones agrícolas”, ha destacado Manavella. Comprender cómo los transposones y la epigenética regulan la inmunidad podría permitir el desarrollo de cultivos más resistentes a enfermedades sin alterar regiones codificantes del genoma. Esta investigación ha sido portada de la revista Nature Structural & Molecular Biology donde los cambios en el plegamiento de la cromatina fueron ilustrados como una montaña rusa. Este trabajo ha sido realizado por investigadores del IHSM La Mayora en colaboración con profesionales del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (CONICET-UNL, Argentina), y el instituto Max Planck for Biology Tübingen de Alemania.

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