Identifican la proteína MKK7, responsable de la defensas de la planta, como diana de la bacteria patógena Pseudomonas syringae

Un equipo de investigadores del IHSM La Mayora UMA-CSIC, bajo la dirección de Javier Ruiz Albert, han identificado a la proteína de la planta MKK7 como diana de una proteína de virulencia (efector) del patógeno bacteriano Pseudomonas syringae. MKK7 participa en las principales defensas de las que dispone la planta, y al ser desactivada por el efector bacteriano, se suprime la capacidad de defensa de la planta. Ruiz Albert ha señalado que las bacterias utilizan un sistema de secrección para inyectar dentro de las células de la planta diferentes efectores, que desactivan proteinas diana en la planta, saboteando así sus defensas. El equipo del IHSM ha demostrado que el efector bacteriano HopZ1 desactiva la proteína MKK7 de la planta, suprimiendo así la defensa en el punto de infección y, aún más importante, desactivando un sistema adicional que “advierte” a otras partes de la planta a las que la bacteria todavía está por llegar. Este trabajo, publicado por el equipo de investigación en la prestigiosa revista New Phytologist, es la primera demostración de como un efector bacteriano (HopZ1) suprime simultáneamente la defensa local y sistémica de la planta mediante la inactivación de una sola proteína diana (MKK7), un fenómeno muy poco común y poco estudiado. Existen numerosas cepas o variantes de la bacteria Pseudomonas syringae, cada una de las cuales afecta a distintas plantas, muchas de las cuales de interés agronómico, lo que genera graves pérdidas económicas. Según la cepa, la infección se manifiesta a través de diferentes síntomas, causando por ejemplo en tomate manchas necróticas mientras que en mango, kiwi o leguminosas se produce necrosis y colapso de tejidos que pueden causar la muerte de las plantas. “Lo importante es conocer a tu enemigo: en investigación si conocemos las armas de los patógenos y dónde actúan entonces podemos plantear métodos de control”, ha señalado Ruiz Albert, que ha explicado que gracias a esta información se podría “bloquear” el arma de la bacteria o potenciar a la planta a través de la mejora para que se defienda más efectivamente. Gracias a este trabajo se sabe cómo y dónde ataca la bacteria, ayudando a aprender aspectos sobre la planta y su “relevancia absoluta”. Este trabajo es fruto de una investigación que se ha prolongado durante tres años y ha sido elaborado, bajo la dirección de Javier Ruiz-Albert, por la Catedrática e investigadora del IHSM Carmen Beuzón, por el investigador del Shanghai Center for Plant Stress Biology Alberto P. Macho, y por los investigadores del IHSM Diego López Márquez, Javier Rueda Blanco y José S. Rufián, siendo estos dos últimos coautores del trabajo.

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